martes, 11 de noviembre de 2014

EL FUTURO DEL ESPAÑOL



Está claro que en la actualidad el peso de una lengua no se mide solo por el número de personas que la hablan. Cada lengua representa una historia, una cultura, una forma de entender el mundo… Y el valor de cualquier lengua está más en las ideas y los conocimientos que transmite que en su número de hablantes.
En el campo de la cultura, el español ha sido y sigue siendo una lengua de referencia. Tanto la literatura española como la hispanoamericana han aportado grandes nombres al mundo de las letras: Miguel de Cervantes, Miguel de Unamuno, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Octavio Paz… Y escritores actuales, como el novelista Javier Marías, cuyas obras se han traducido ya a veintiocho lenguas, son seguidos y admirados en todo el mundo, lo cual contribuye a incrementar el prestigio internacional del español.
Sin embargo, el español no tiene el mismo peso en el ámbito de la política,  la economía o la ciencia, campos en los que el inglés ejerce un papel hegemónico como lengua internacional e intercambio. Comunicados, publicaciones, tratados, cualquier avance, descubrimiento o acuerdo de alcance internacional se expresan hoy preferentemente en la lengua de Shakespeare.
Entre los índices que más se utilizan en los últimos años para medir la importancia internacional de un idioma se encuentra su presencia en Internet. Desde sus orígenes, la red está bajo dominio anglosajón y no parece que la situación vaya a cambiar, al menos en un futuro inmediato. La proporción de páginas web actualmente publicadas en español no se corresponde con la extensión ni con el prestigio de nuestra lengua. No obstante, esa proporción se va incrementando a medida que se extiende el exceso a la red en los países de habla hispana. Y las páginas como las de la NASA se pueden ya consultar en español. (http:/www.lanasa.net/).
Ahora bien, considerando lo antes expuesto y el hecho de que en la actualidad los jóvenes hacen uso de una variedad propia de la lengua, el habla juvenil, el cual esta fluido por la moda, que les permite identificarse entre sí y distinguirse del resto de la sociedad. ¿Cuál cree Usted que será el futuro del español en los próximos años? ¿Prevalecerá el español como una lengua prestigiosa o se verá afectada por las variedades sociales?

viernes, 7 de noviembre de 2014

Escribimos para Comunicar




Todos los días es necesario escribir: para hacer un trabajo, para dejar una nota a alguien, para recordar la lista de la compra o para comunicarse con alguna persona lejana. Se escribe, por tanto, en múltiples circunstancias. Y, como es lógico, no siempre se hace de la misma manera.
A veces escribimos para nosotros mismos. Y lo hacemos con diferentes propósitos para recordar, para entretenernos, para comprender. Otras veces escribimos para personas. Y también en este caso podemos hacerlos con propósitos distintos: para informarles sobre algo, para convencerlas, para decirles qué deben hacer, para relacionarnos, para entretenerlas…
Según cuál sea nuestro propósito, recurrimos a un tipo de texto o a otro. Así, por ejemplo, si queremos recordar algo podemos escribir una simple nota o hacer un diario; y si queremos entretenernos podemos escribir un relato, un cómic o una canción. Por eso, antes de empezar a escribir es preciso que nos hagamos un par de preguntas: ¿para qué voy a escribir?, ¿qué tipo de escrito conviene más a mi propósito?
A veces escribimos para nosotros mismos y no somos demasiado cuidadosos con la forma de nuestro mensaje: “yo me entiendo”, decimos con frecuencia, “yo sé lo que quiero decir”. Pero cuando escribimos para los demás, tenemos que cuidar mucho más nuestros mensajes. No es suficiente que nosotros sepamos lo que queremos decir, necesitamos que los demás nos entiendan, que interpreten bien nuestras palabras. En estos casos, la escritura debe facilitar la comunicación.

jueves, 30 de octubre de 2014

Dificultades en la Escritura Universitaria



A los estudiantes universitarios les corresponde estar capacitados para estructurar y organizar sus ideas, sus conocimientos y presentar los apoyos documentales que les sirven de soporte en sus trabajos, independientemente de la complejidad del escrito requerido. Por lo tanto, escribir a nivel universitario no se relaciona con que el estudiante escriba todo lo que conoce sobre un tema. Escribir en la universidad significa que el estudiante enfoque su atención en un punto específico de un tema en particular y sepa desarrollarlo al máximo, para ser evaluado por el docente.
Sin embargo, éstos a la hora de presentar sus trabajos escritos, presentan diversas dificultades; construir un argumento; determinar la idea central y que el trabajo se desarrolle en torno a ella; tomar distancia del tema que estudian y ser objetivos frente a  éste; tener en cuenta al lector (en caso de lectores experimentados, profesores quienes conocen incongruencias entre la intención y ejecución y les exigen hacer revisiones en todos los niveles).
            Por otro lado, existe otra dificultad de alto riesgo para escribir correctamente textos universitarios consiste en qué se lee y cómo se lee. Estudiar en la universidad implica leer, leer mucho; leer diversos textos para diferentes asignaturas. La forma como se realiza la lectura y el análisis que se logra de lo leído, incide directamente en la calidad de los escritos. Además, de estas dificultades, los escritos estudiantiles suelen presentar debilidades por desconocimiento u olvido de las normas del lenguaje escrito. Partiendo de lo expuesto, sería interesante conocer algunos comentarios en relación a las siguientes interrogantes: ¿Por qué  la problemática en la escritura  universitaria ha trascendido hasta ese nivel? ¿A qué se debe el temor que los estudiantes manifiestan cuando un docente les asigna la elaboración de un trabajo escrito; ensayos, informes, artículos de opinión?

lunes, 27 de octubre de 2014

Asignación

 Buenas noches MUCHACHOS, la selección de la obra que leerán esta semana será, Doña Barbara del autor Rómulo Gallegos. Decidí que fuera esa, debido a que,  la mayoría ya la ha leído y eso les facilitará su comprensión y análisis. Además, es una obra de fácil lectura. Por  otro lado, quienes tengan su computadora Canaima, llevénla a la clase del miércoles por favor, los que no la tengan, hagan caso omiso. saludos.

viernes, 24 de octubre de 2014

Bienvenidos a este espacio de debate y crítica constructiva.

Hola chicos, bienvenidos a nuestro enlace virtual. Espero ya todos se hayan familiarizado con esta herramienta. Para iniciar, les dejé en la entrada anterior un enunciado con el propósito de que ya vayan participando e interactuando, recuerden que deben ser críticos  coherentes en sus intervenciones.

¿Condiciona la Lengua nuestra visión de la realidad?


Gracias a que los objetos, los animales, las acciones, los sentimientos... tienen nombre, podemos pensar sobre ellos. Sabemos, por ejemplo, que hay muchas cosas que vuelan y que no todas son de la misma naturaleza: unas son aves, otras insectos, otras aparatos fabricados por el hombre... La sola mención del nombre de cada una de estas realidades nos pone en contacto con todo lo que sabemos de ellas: decimos aves y sabemos que son animales con plumas; decimos insectos y automáticamente pensamos en animales con dos antenas y sin patas.

     Es un hecho que en cualquier parte del mundo hay insectos, nubes, agua, piedras...; de ahí, que sea lógico pensar que las palabras que existen en una lengua para designar estos y otros elementos deben tener un equivalente en cualquier otra lengua. Sin embargo, la comparación de las lenguas del mundo ha demostrado que esto no siempre es así. Los esquimales, por ejemplo, disponen de diez palabras para nombrar variedades de nieve que está cayendo, la que encuentra en la cumbre de una montaña, la que está dura y compacta, la que está a medio derretir...

     Ahora bien, casos como estos muestran que las lenguas no calcan la realidad; parece más bien que cada una muestra un  punto de vista o una interpretación diferente, estableciendo distinciones que son relevantes para las personas que hablan. Esas interpretaciones reflejan y conforman una mentalidad y una determinada forma de pensar. De este modo, si las lenguas reflejan puntos de vista diferentes, cabe preguntarse: ¿las traducciones de una lengua a otra reflejan fielmente la idea original? Incluso se puede ir más allá y plantearse; ¿una persona es capaz de comprender una cultura expresada en una lengua que no sea la suya propia?